quinta-feira, 21 de fevereiro de 2013

LA MALDICIÓN DEL EVANGELIO GENÉRICO

No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demásmurrió Cristo. Gálatas 2:21
Cuando miramos para el contexto de Pablo en su carta a los Gálatas, podemos identificar dos realidades completamente distintas, coexistiendo en una situación dondeUna persigue y la otra es perseguida. "Pero entonces como el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora". (Gálatas 4:29).
Esta persecución ocurre justamente por el hecho de que aquellos que son contados como hijos de la esclava no aceptaren la liberad de los hijos de Dios en Cristo Jesús. Y también, no consiguen disfrutar de la libertad de los hijos de Dios, justamente por no aceptaren que son esclavos.
Esclavos de la gloria humana, de la opinión ajena, del ego, del pecado, del suceso personal, y por no se creyeren así, esclavos, no consiguen arrepentirse y clamar a Dios misericordia para que puedan ser libertos. No aceptan que necesitan morir y nacer de nuevo, pues como Nicodemos son personas que poseen pedigree, y un concepto elevadísimo de sí mismas, son apegadas a su padrón moral y extremamente meritosas.
Pueden hasta aceptar que son pecadores, pues esto hace parte del cliché religioso, mas no pecadores como los demás…".Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres…" (Lucas 18:11). Son pecadores, mas como hacen muchas obras externas de justicia humana, crean un mecanismo de compensación, basado en la justicia propia, que para Dios no pasa de trapo de inmundicia, como está escrito: "Si bien que todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento". (Isaías 64:6).
Para las personas que tuvieron la revelación dada por el Espíritu, de que son como la descripción hecha por el profeta Isaías, no existe otro lugar en el universo en el que ellas deseen estar, a no ser en la gracia de Dios manifestada en Cristo, no existe otro camino que no sea Cristo y no existe otro motivo por el cual ellos puedan ser aceptos por Cristo Sino la sangre del Cordero Santo que fue vertida en la cruz que los purifica de todo pecado.
Los que se perciben de otra manera, nunca llegan al arrepentimiento para ser libertos por Cristo, al punto de clamar por Su gracia y misericordia; en realidad la gracia es muy mal comprendida por ellos, visto que sus calidades los impide de aceptarla de manera plena. La gracia es para estos, un opcional, como un auto que usted escoge con aire o sin aire condicionado, o sea, es algo que usted puede usar para darle algún conforto, mas en la falta de este opcional se puede vivir muy bien sin él. Además de lo que, la gracia no tendría valor si no fueran sus calidades y habilidades personales, sin las cuales el reino de Dios estaría en grandes apuros.
Con relación a la misericordia, son como aquél hombre descrito en Mateo capítulo 18, les gusta la gracia para si mismos, pero son resistentes en usarla para el prójimo. "El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y haciendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes". (Mateo 18: 27, 28).
Practican la lectura de las escrituras, hacen oraciones, ajunos, así como el fariseo en el templo descrito en Lucas 18, mas no consiguen admitir la verdad a respecto de si mismos, y y no creer en la suficiencia de Cristo, son aquellos " que están siempre prendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad". (2 Timoteo 3:7). Por lo tanto, no pueden ser libertos.
Sabemos que nada es tan difícil para la mente humana comprender, cómo lo es el concepto de gracia. Vivimos en una sociedad sin gracia, donde la cosa más digna y valiosa es el merito. Las personas pueden incluso concordar en recibir algo que no les costó nada, como medio de obtener ventaja o ser suplido en una necesidad. Pero esto jamás tendrá el mismo valor de algo que ella haya conquistado por medio de sus esfuerzos y meritos.
Este es el motivo por el cual la gracia es tan atacada, ella ofende el merito, y nos pone en una situación de total falencia y dependencia de Dios. Y esto, para un ser caído, con su ego estratosférico, con su deseo de ser mayor que los demás, ser mejor que todos y de ser considerado como extremamente distinto y capaz, es indeseable, pues implica en admitir su total falencia y debilidad delante de si y delante de Dios.
Además de lo que, este estado en que se encuentra, lo hace querer ser como Dios, pero mayor, mejor y más distinto y capaz que Él. "…y seréis como Dios…" (Génesis 3:5). Cuando hablamos de la sociedad humana caída, o de la manera de ser de mundo, este, el mundo, no ve nada de malo en eso, Pues en las relaciones sociales, funciona así, en ella tienes que ser el mejor, el más capaz, el número 1 en todo lo que haces. El problema sucede cuando este concepto viene hacer parte de las acciones y relaciones de la iglesia, pues el mundo, como sistema, y el reino de Dios, son dos cosas antagónicas.
Por ser dos realidades contrarias, se dio el hecho de haber crucificado a Cristo, pues Él, al vivir la realidad del reino de Dios, de misericordia y gracia, exponía esta estructura maligna del mundo. Siendo así, queda incompatible a los discípulos de Cristo vivir la realidad del reino de Dios hoy, basado en la gracia y en la misericordia sin ser odiado por el mundo, por eso las escrituras nos dicen: "Si el mudo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría el suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece". (Juan 15: 18 y 19).
Cómo pueden entonces estas dos realidades tan distintas coexistir dentro de una sola estructura? Podríamos evocar a muchas razones externas para explicar este fenómeno, como, por ejemplo, el hecho de la iglesia de Cristo ser un organismo inclusivo, abierto a todos. Mas la realidad que proporciona esto acontecer es interna. El mundo es malo en si mismo, "Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno…" (Génesis 1:31).
El problema es el pecado que entró en el hombre, y por intermedio del hombre entro en el mundo. Esta estructura pecadora interna que nos lleva a querer ser como Dios, y a nos ofender con su gracia, a no reconocer que somos criaturas dependientes y carentes de la gracia y misericordia divina. Que nos lleva a competir entre nosotros, para saber quien será el mayor, y somos entonces confrontados por el Reino de Dios que se nos llegó en la persona de Cristo Jesús, aquel que tiene todo el poder y gloria, mas que se vacía para ser siervo de todos, y nos enseña, " El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo". (Mateo 23:11).
Luego al principio de su carta Pablo demonstra toda su perplejidad, "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente". Gálatas 1:6. Surge entonces, delante de esta afirmación de Pablo, la manera por la cual se hace posible la práctica de la coexistencia entre esas dos realidades arriba mencionadas, aunque en eterna oposición, o sea, la creación de otro evangelio. Un evangelio híbrido, que mezcla la vieja alianza y la nueva alianza, donde Cristo y Su obra son insuficientes, donde la cruz es un escándalo y la gracia apenas una palabra.
Surge por medio de los halterofilistas de la fe, de aquellos que se juzgan super creyentes, los cuales no son como el Pablo que fue enseñado por Dios a gloriarse en su debilidad para que en él residiera el poder de Dios (2 Corintios 12). Para estos amantes
De la religión, lo más importante es la doctrina, mas para el evangelio que Cristo trajo, lo más importante es la vida y las personas (Marcos 2:27). Para los defensores de la religión, la existencia es gasta a partir de lo que es cierto o errado, viven aún por el árbol Del conocimiento del bien y del mal. Mas para los que fueron libertos en Cristo, para aquellos que murieron en Cristo, la única vida que importa es aquella que brota de la comunión con el Cristo resucitado.
Este otro evangelio surge con la disculpa de que aquellos que fueron libertos en Cristo no sabrán vivir en libertad, por eso se hace necesario la esclavitud de la ley. Desconocenel amor incondicional de Dios, por eso intentan comprarlo, sospechan de aquél que empezó a buena obra en nosotros, juzgando que Él no es fiel para completarla (Filipenses 1:6), y que aquellos que fueron albos de la gracia la usarán para pecar. Los que así hacen, desconocen la gracia, y ya no resta más sacrificio por el pecado (Hebreos 10:26).
Mas para aquellos que murieron en Cristo y que resucitaron en Cristo para una nueva vid, que libertos del pecado y de la ley, fueron hechos esclavos de la justicia (Romanos 6:17 y 18) las Escrituras nos enseñan: "Estad, pues, firmes en la libertad on que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído". (Gálatas 5:1-4)
 
Soli Deo Glória.

Nenhum comentário:

Postar um comentário