...y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. Efesios
2:6
Posición, según el diccionario Aulete, significa "el lugar donde
algo o alguien se encuentra". Mientras que la palabra estado tiene el siguiente
significado: "condición de una persona o cosa en determinado momento". Las
Escrituras hacen una clara distinción entre la posición y el estado del
creyente. Comprender esa diferencia es fundamental para no incidir en un engaño,
que puede costar toda una eternidad.
Entonces, la posición define el lugar donde tú estás y el estado
define la condición en que tú te encuentras. El gran desafío del Evangelio es
mostrar donde estamos y cual es nuestra verdadera condición. Y, exactamente,
porque punto es de crucial importancia para la vida de cada uno de nosotros, es
que hay tanta confusión a ese respecto. En verdad, Satanás es el mayor
interesado en mantener el hombre en la ignorancia, pues sabe que la revelación
de esta verdad puede determinar para siempre el futuro del hombre.
Por esta razón, entonces, es un gran error tratar de la condición
del ser humano, o sea, de su caminar con Dios, sin antes descubrir la posición
en que él se encuentra delante del propio Dios. Un hombre puede aparentar tener
un buen reracionamiento con Dios, y, al mismo tiempo, estar condenado a la
muerte eterna. Era el caso de Saulo, antes de Jesús aparecerle. Como también,
puede un hombre haber tenido un pésimo ejemplo de vida, arrepentirse al último
instante, y ser salvo. Fue el caso del ladrón arrepentido.
Por lo tanto, la primer deducción que hacemos es la de que, en
relación a Dios, la posición es mucho más importante que el estado. La posición,
en verdad, define si estamos o no salvos. Mientras que el estado denuncia apenas
la condición de nuestro caminar con Dios. "De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; …" 2 Corintios 5:17ª. Si tú estás en Cristo,
estás vivo para Dios, fuiste vivificado por el Espíritu Santo, estás salvo de la
condenación eterna y fuiste reconciliado con el Padre. "Pero Dios que es
rico en misericordia, por su gran amor con qque nos amó, aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús". Efesios 2:4/6.
Pro, si alguien no está en Cristo, está muerto por causa del
pecado. Y muerte significa separación. "Por tanto, como el pecado entró
en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron". Romanos 5:12. Por esta razón,
entonces, es un sofisma hablar de estado de cristiano, de la condición de su
caminata cristiana, para quién no está con su posición definida en Cristo.
Mientras que aquél que está en Cristo, es hijo de Dios y ocupa una
posición de heredero. La gran dificultad de entendimiento está en el hecho de
que nada podemos hacer para alcanzar esta posición privilegiada en Cristo. Ni
nuestros meritos, ni mismo nuestros esfuerzos son capaces de hacernos hijos de
Dios. Esto es obra exclusiva de la gracia del Padre. "Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras para que nadie se glorie". Efesios 2:8/9.
Nuestra posición en Cristo es definida exactamente cuando creemos,
por medio de la fe, en la obra expiatoria de Cristo. "Mas a todos que lo
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios" Juan 1:12. Para que alguien esté en la posición de heredero,
precisa ser hijo y no desempeñar el papel de hijo.
Para aquellos que están en Cristo, que son hijos y, por tanto,
herederos, el apóstol Pablo afirma dos situaciones que acontecen con los
creyentes y que, por veces, es olvidada e ignorada:
a)– fueron libertados del imperio de las tinieblas. "el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados". Colosenses 1:13/14. b)– el pecado no tiene más dominio sobre ellos, "y libertados del pecado vinisteis a ser siervos de la justicia". Romanos 6:18. Entonces, lo que os resta es creer en estas verdades, por medio de la fe. Y, a su debido tiempo, el Espíritu de Dios testifica en nuestro espíritu que somos sus hijos, y que tenemos esta posición muy bien definida. "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios". Romanos 8:16. Esta posición, por lo tanto, no puede ser conquistada por el hombre. Mejor dicho, él nada puede hacer. Es una posición que no puede ser alcanzada por medio de la oración, diligencia en el servicio, ida regular a la iglesia, donación de esmolas, abnegación, santidad de vida o cualquier otro tipo de buenas obras. Todo es don de Dios por intermedio de Cristo, ya decía Cyrus Ingerson Sconfield, teólogo americano.
Una vez en la posición de hijos de Dios, en Cristo, somos,
entonces, exhortados por las Escrituras a mantener un estado correspondiente a
nuestra posición. "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas que son de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios". Colosenses 3:1. "El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo". I Juan 2:6.
Somos exhortados en este sentido, porque en la mayoría de las
veces, el estado en que nos encontramos es muy inferior a la posición
privilegiada que ocupamos. Somos herederos de una herencia incorruptible, mas
vivimos corrompidos por las cosas del mundo. Y este, sin duda, no es el
propósito del Padre para sus hijos.
nuevo nacimiento da al hombre esta posición en Cristo. Mas la
regeneración no es el fin, apenas el comienzo de la vida cristiana. Algunas
personas creen en la suficiencia de Cristo para su salvación, mas, después,
claudican, por ignorar la exhortación que les es hecha para caminar como Cristo
caminó, para buscar las cosas del alto. Tanto así, que el apóstol Pablo,
escribiendo a los cristianos en Roma, les exhorta a no más vivir en
pecado. " Qué, pues, diremos? Perseveramos en el pecado para que la
gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, cómo
viviremos aún, en él? "Romanos 6:1/2. El mismo Pablo, escribiendo a los
cristianos en Corinto, también les exhorta a no caminar según la carne, pues
esto impedía el crecimiento espiritual. "porque aún sois carnales; pues
habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, no sois carnales, y
andáis como hombres? " I Corintios 3,3.
Pero, hay también otro grupo de personas, que se preocupan con su
estado delante de Dios, pero no teniendo una posición delante de Él. Aquellos
que intentan buscar las cosas del alto, que intentan caminar como Cristo caminó,
sin, con todo, ocupar, de hecho, una posición en Cristo. Estos son los fariseos,
los hipócritas, los falsos creyentes, que viven en la religión y no según el
Evangelio verdadero de Cristo. Esta era, incluso, la condición de Saulo, antes
de Cristo aparecerle en el camino para Damascos. Saulo era un perfecto
religioso, según Filipenses 3:5/6: circuncidado al octavo día, del
linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en cuanto a la
ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la
justicia que es en la ley, irreprensible". Y lo que aconteció con Saulo
mismo teniendo él todo ese "currículo" envidiable? No fue capaz de ver a
Jesucristo como el Mesías.
Por lo tanto, el orden divina de las cosas, bajo la gracia, es
primeramente conceder al hombre la posición, y después, exhortarle a mantener un
estado correspondiente a esta posición. Cuándo el hombre obtiene la posición,
pero no busca las cosas de arriba ni busca caminar como Cristo caminó, es
comparado por Pablo a creyentes carnales. Y, por fin, exigir del hombre un
estado, sin que antes él haya obtenido una posición, esto es religión y no
evangelio, esto es, la situación de Saulo, antes de tener un encuentro con
Jesús.
De cualquier modo, tanto para que seamos colocados en una posición
delante de Dios, como para mantener un estado compatible con esta posición, es
necesario un requisito indispensable, la infinita gracia de Dios. Lo que hizo
Saulo abrir los ojos, tanto en un sentido metafórico cuanto literal, y parar de
perseguir la iglesia, no fue su estudio y conocimiento de la ley, pero la
soberana gracia de Dios, operando en su favor, de manera inexplicable, bajo el
punto de vista de merito humano. El profeta Ananías intentó hasta argumentar con
el Señor: Hechos 9:13 "Señor he oído a muchos acerca de este hombre,
cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén." Pero la gracia de
Dios se revela exactamente como en este pasaje, esto es, como un favor
inmerecido. La última cosa que Saulo merecería, como persecutor de la iglesia
que era, del punto de vista humano, seria su salvación.
Fue la gracia de Dios quien despertó a Saulo del engaño en que
vivía, alterando para siempre el curso de su vida. Hechos 9:3 "Mas yendo
por el camino, aconteció que alLlegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó
un resplandor de luz del cielo".
Cristianismo es el resultado del binomio (1º.) posición + (2º.)
estado. Precisamos estar En Cristo y mirando siempre para Cristo. Solamente así
no seremos sabios a nuestros propios ojos ni estaremos perdidos, como aconteció
con Saulo. Nuestra posición debe estar firmada en Cristo y nuestros ojos,
siempre vueltos para Él. Cuando nuestra atención es desviada o cuando nos
descuidamos con las cosas de este mundo, el resultado será siempre nuestra
ruina.
Mientas Pedro miró directamente para Jesús, caminó por sobre las
aguas y no hundió. Pero bastó que él desviase su atención para las
circunstancias, que empezó a sumergir. "Y él dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte
viento, tuvo miedo, y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: Señor,
sálvame! Mateo 14:29/30.
Vida cristiana es un constante caminar sobre las aguas. Y para que
esto sea una realidad, no podemos estar en el barco. Mas sí, por fe, en Cristo y
con nuestros ojos fijos en Él. El verdadero descanso acontece en el caminar
sobre las aguas. Si tú estás en el barco, tú no estás Cristo, tú no estás en el
descanso de Dios, estás siendo sostenido por las circunstancias y en el descanso
de ellas. Vida cristiana es vida de fe. No es una fe en nuestros conocimientos
religiosos o en nuestra experiencia, pero en una persona, Jesucristo, nuestro
Señor y Salvador. Solo podemos caminar por sobre las aguas si nuestra confianza
está en Cristo y si Cristo está en nosotros.
Soli Deo Glória.
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O propósito deste blog na sua forma completa é capacitar seus leitores a entenderem a Bíblia. Apresenta instrução básica eficiente do ponto de vista bíblico. Procura remover todas as falsas pressuposições racionalistas, moralistas, antropocêntricas e idólatras que já infectaram,e, na medida desta infecção, cegaram todo homem e toda cultura deste mundo a partir da queda de Adão.
quinta-feira, 21 de fevereiro de 2013
EL BINOMIO DEL CRISTIANO
EL MINISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS
Antes, bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no
andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la
manifestación de la verdad recomendándonos a toda consciencia humana delante de
Dios. II Corintios 4:2
Dios, en Su infinita bondad nos concedió vida por medio de
nuestra muerte y resurrección en el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, hecho
este confirmado a nosotros por la palabra viva. Es la acción de la gracia y de
la misericordia de Dios a favor del indigno y que nada merece. Él bondadosamente
nos dio vida. Él nos perdonó por medio de la muerte de Su Hijo y nos concedió Su
propia vida. Nacimos en la familia de Dios, tenemos Su vida en nosotros y somos
Sus hijos.
Todos estos hechos son evidencias de un milagro operado en
nosotros por el "dedo de Dios" – el nuevo nacimiento. Antes de ser regenerados
estábamos muertos en nuestras transgresiones, mas ahora estamos vivos para Dios.
Antes éramos enemigos de Dios, ahora, amigos. Antes estábamos condenados, ahora
absorbidos. Antes estábamos bajo el peso de la culpa, ahora con una consciencia
limpia. Antes no teníamos vida, ahora Cristo es nuestra vida. Antes separados,
ahora tenemos una relación con Dios.
Pero, infelizmente, muchos de los hijos de Dios piensan que la
experiencia del nuevo nacimiento es el fin en sí mismo. Por eso muchos pueden
estar preguntando: - Y, ahora? Si ya he recibido la nueva vida, lo que mas debo
esperar, además de morir e ir para el cielo? El apóstol Pedro responde:
"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su
grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos". I Pedro 1:3.
Conforme lo que acabamos de leer, la regeneración tiene una
finalidad: "generarnos para una viva esperanza". Esto significa que tenemos un
albo: que fuimos regenerados con un propósito definido por Dios. Este propósito
es hacernos semejantes a Su Hijo. Cuando somos salvos, el Espíritu Santo, por
medio de la Palabra de Dios, revela a nuestro espíritu, antes muerto, lo que
Cristo hizo. A partir de ese momento el Espíritu Santo viene habitar en nuestro
espíritu, con el propósito de revelar progresivamente, en nosotros, la persona
de Cristo, en un proceso continuamente renovador: "Por tanto, nosotros
todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor". 2 Corintios 3:18.
Pero, cuando miramos para el escenario actual, notamos que
muchos hijos de Dios parecen desconocer el propósito para el cuál fueron
llamados. Esto porque, días y años pasan y ellos continúan los mismos. Por que
esto acontece? La palabra de Dios nos garantiza que aquellos cuyos espíritus
fueron vivificados son predestinados "para que sean conformes a la imagen de su
hijo": "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos". Romanos 8:29. – indicando un movimiento
renovador así que la vida les es concedida. Así, pensamos ser legítimo
preguntar: El estado en que esos hijos de Dios se encuentran no sería un hecho
que apunta para la crisis de la iglesia?
Debemos admitir que nuestra crisis, la crisis de la Iglesia es
la crisis de la palabra de Dios. El mundo está presionando la Iglesia a hacer
concesiones, a rendirse a sus "valores". Por ironía, este es el "papel" del
mundo. Pero, cuando miramos para la Iglesia vemos divisiones, enseñanzas
equivocadas y una enorme confusión en la cual el legalismo y el humanismo viven
de manos dadas.
Lo qué hacer delante de esta situación de distorsión y
anormalidad? Esta pregunta nos lleva inevitablemente a otro cuestionamiento. Lo
qué es evangelio? Cuál es la buena-noticia? Cual es la naturaleza del evangelio?
La naturaleza del evangelio es traer a la luz
la vida y la incorruptibilidad – lo que Cristo realizó cuando
estuvo aquí entre los hombres. Y, lo que Cristo hizo allá en la cruz del
calvario fue destruir el poder de la muerte y traer a la luz la vida y la
inmortalidad. "pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la
inmortalidad por el evangelio". II Timoteo 1:10.
Cuando las cosas comienzan a quedar difíciles, cuando la
Iglesia está fuera de orden, lo que es preciso hacer? Como resistir a las
corrientes internas y externas? Sin ninguna duda precisamos retornar a la
Fuente. Precisamos retornar al fundamento. El apóstol Pablo orientó a su hijo en
la fe, Timoteo, diciendo: "Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad". II Timoteo 2:15.
La solución está en el retorno a la Palabra de Dios. Toda
esterilidad, pobreza y corrupción que encontramos en las iglesias se deben al
elemento humano, más precisamente a los lídere. Los líderes con "inadecuados"
porque son personas que no fueron quebradas por la cruz. Lideres que se levantan
y hablan de acuerdo con su propia mente. Lo que dicen es de ningún valor.
Que Dios pueda encontrar aquellos que son quebrantados y
humillados por la operación de la cruz para que Su Palabra fluya por medio de
ellos. Dios está continuamente buscando a aquellos a quienes Él pueda usar y
revelar Su propósito. Y, su propósito es de manifestar la gloria de Su Hijo,
mostrar la suprema riqueza de Su gracia, en bondad para con nosotros, en Cristo
Jesús.
La superficialidad y la pobreza son notables en el ministerio
de los días actuales. La causa está en el hecho de muchos haberes dejado de lado
la cruz. Ellos hicieron una manera de escapar de la cruz o hasta hablan de la
cruz pero con un acento humano. Una especie de huída de la cruz, una huída del
Calvario. Si tú puedes ayudar a otros con tu compasión o comprensión, eres un
traidor de Jesucristo. "Tú tienes que mantener una relación correcta con Dios y
darse a los demás a la manera de Dios, no a la manera humana que ignora Dios.
"El énfasis hoy día es religiosidad benévola". Oswald Chambers.
La cruz es el fundamento del ministerio. Dios trata con el
hombre estando él "en Cristo", mas este mismo hombre precisa ser trabajado,
labrado interiormente por el Espíritu Santo, por el principio continuo de la
cruz. La vida que fluye por el continuo morir: "llevando en el cuerpo
siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús
se manifieste en nuestros cuerpos" II Corintios 4:10.
Todo aquel que experimentó la muerte y resurrección en Cristo,
pasa a ser un testigo vivo en este mundo.
Conocer a Cristo es la llave del ministerio. Si somos llamados
para proclamar la Palabra de Dios, precisamos de la revelación de la Persona de
Cristo. Tal revelación incendiará nuestro corazón por Él y, consecuentemente,
por las almas perdidas. "Pero, cuándo agradó a Dios que me apartó desde
el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para
que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y
sangre". Gálatas 1: 15-16. Fuimos llamados para predicar el Evangelio –
la buena nueva de salvación – y no para argumentar acerca del Evangelio.
El mensaje debe girara en torno de la Persona de Cristo, la
Palabra Encarnada, el Logos que se hizo Carne. Un día la Palabra se tornó carne,
y cuando eso aconteció, Cristo se manifestó entre el Pueblo. Poco importa
nuestra experiencia en hablar del Señor. Somos apenas una voz. Aunque esa voz
pueda ser suave o elocuente, ella se tornará viva solamente cuando reciba
contenido. Si el Logos no estuviera en esa voz, ella quedará vacía, como el
metal que suena o la campana que retiñe.
Sí! Todos los que fueron salvos son verdaderos testigos,
"vosotros sois mis testigos, dijo Jesús", pero no todos fueron
llamados para ir. Y, aquellos que fueron llamados para una misión específica
precisan saber que antes del Id, hay el Vengan. "Andando Jesús junto al
mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano,
que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos
de mí, y os haré pescadores de hombre. Pasando de allí, vio a otros dos
hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo, su
padre. Que remendaban sus redes; y los llamó. "Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén." Mateo 4:18-21; 28:19-20.
Aquellos que fueron llamados para Ir precisan saber que no es
solo predicar y enseñar acerca de Cristo, pero que tengan la revelación del
propio Cristo. La vocación puede ser resumida en estas palabras: "Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros". Podemos interpretar este texto de la siguiente
manera: Somos frágiles vasos de barro, y si hay alguna realización, si hay
alguna persistencia, si hay alguna eficiencia, debe ser acreditada al poder, a
la excedente
Grandeza del poder, que es de Dios y no de nosotros mismos.
Esto es Cristo en Su vaso de barro, en el poder de la vida de la
resurrección.
En las Escrituras vemos la supremacía del Señor, Aquél que está
sentado sobre el trono.
En otras palabras, es la soberanía absoluta de Jesucristo como Cabeza de Su
Iglesia. Dios Le resucitó de entre los muertos y Le hizo "sentarSe a Su derecha
en los lugares celestiales, arriba de todo principado, y potestad, y poder, y
dominio para ser el Cabeza sobre todas las cosas". Somos participantes de un
reino que no puede ser abalado por nada en este mundo. "Las puertas del infierno
no prevalecerán contra él"
Soli Deo Glória.
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DISCERNINDO O TEMPO PRESENTE
Portanto, vede prudentemente como andais, não como néscios,
e sim como sábios, remindo o tempo, porque os dias são maus. Por esta razão, não
vos torneis insensatos, mas procurai compreender qual a vontade do Senhor.
Efésios 5:15-17.
Quando se fala em discernir o tempo presente, grande parcela do
chamado mundo evangélico entende que o assunto é de cunho profético, envolto
numa interpretação de profecias bíblicas para os nossos dias. Porém vamos ver
neste estudo o que significa ter discernimento espiritual e o que isso implica
na prática da vida cristã diária.
Há várias palavras no hebraico e grego bíblico que são
traduzidas pelo verbo discernir ou por seu substantivo - discernimento. Dentre
elas podemos destacar os sinônimos: compreender, discriminar, considerar,
perceber, observar, fazer distinção, examinar, ser inteligente, ter prudência.
Salmos 19:12, Jonas 4:11, 1 Pedro 3:7, Efésios 3:4, 1 Coríntios 12:10, Hebreus
5:14, Mateus 16:3, Lucas 12:56, Hebreus 4:12, Salmos 36:3.
Em termos da vida de um cristão, discernir significa balizar a
maneira de pensar, a fé e prática de vida a partir da Palavra de Deus,
confrontando com o que está acontecendo no mundo, a nossa volta e conosco.
Significa também distinguir o quanto temos sido influenciados por conceitos
antibíblicos e voltarmos (arrependimento) para o centro da vontade de Deus. E
não vos conformeis com este século, mas sede transformados (voz passiva, modo
imperativo) pela renovação da vossa mente, para que experimenteis qual seja a
boa, agradável e perfeita vontade de Deus. Romanos 12:2.
Em tempos atuais com o surgimento de tantos absurdos
teológicos, práticas eclesiásticas cada dia mais extravagantes, deturpações de
textos bíblicos e inversões dos valores cristãos e éticos, é cada vez mais
importante discernir os ataques e ações contrárias à vida cristã. Muitas
armadilhas aparecem em nossos dias, tentando nos desviar da centralidade de
Cristo e da vontade de Deus. Por isso há grande perigo em deixamos aberta a
porta de nossa mente. É necessário termos critérios claros e convicção firme
para rejeitar o que não é saudável e tomarmos decisões sábias. Esses critérios e
convicções, somente adquirimos no relacionamento íntimo com Deus, buscando nas
Escrituras e na comunhão através da oração, compreender qual seja a boa,
agradável e perfeita vontade de Deus.
Com a atual confusão teológica emergente no meio evangélico
brasileiro, tem sido cada vez mais difícil com uma explicação simples, se dizer
o que é um cristão. Por esse motivo não se distingue com facilidade as bases
bíblico teológicas; não é possível saber exatamente o que os evangélicos atuais
creem em relação a vários pontos fundamentais da fé cristã como: o sacrifício de
Cristo, regeneração, justificação, pecado, santificação, soberania, adoração,
etc., pois os temas mais proeminentes de hoje estão centrados no homem e suas
demandas.
A superficialidade no estudo das Escrituras causada pela
extrema ocupação do tempo com outras coisas, em geral tem feito com que a
interpretação bíblica seja delegada a líderes religiosos da teologia liberal; de
uma hermenêutica moldada pela mente relativista, baseada em conceitos mundanos,
ou ainda por linha doutrinária legalista. Algumas causas podem ser apontadas:
abandono do exame das Escrituras (At 17:11); ausência de reflexão bíblica (1 Tm
4:15); conformismo (Rm 12:2); passividade e medo.
Os movimentos religiosos, bem como os políticos, econômicos e
culturais sempre surgem em oposição ao movimento vigente. É um movimento
pendular oposto que tem o desejo de libertar-se de um radicalismo, mas que em
geral vai para outro radicalismo. Teologia liberal (ou liberalismo teológico) é
um movimento teológico cuja produção se deu entre o final do século XVIII e o
início do século XX. Relativizando a autoridade da Bíblia, o liberalismo
teológico estabeleceu uma mescla da doutrina bíblica com a filosofia e as
ciências da religião. Os liberais ressaltam as implicações éticas do
cristianismo fazendo-o não um dogma (ponto fundamental e indiscutível de uma
crença) a ser crido, mas um modo de viver e conviver, um caminho de bem
estar.
Para a fé cristã histórica, a Escritura Sagrada é inerrante e
os milagres do Antigo e Novo Testamento ocorreram como descritos, assim como a
morte e ressurreição física de Jesus Cristo dentre os mortos, são todos
considerados fatos. No entanto, na linha da teologia liberal assuntos como
criação, Adão, queda, milagres, morte e ressurreição de Jesus Cristo, entre
outros, são mitos e lendas inventadas pelo povo judeu e pelos primeiros
cristãos, em uma época quando ainda não havia explicação racional e lógica para
o sobrenatural. E também faço esta oração: que o vosso amor aumente mais e mais
em pleno conhecimento e toda a percepção, para aprovardes as coisas excelentes e
serdes sinceros e inculpáveis para o Dia de Cristo, cheios do fruto de justiça,
o qual é mediante Jesus Cristo, para a glória e louvor de Deus. Filipenses
1:9-11.
Entretanto, diante dessa situação caótica há muitos cristãos
sinceros buscando a verdade, querendo conhecer a Cristo. Não podemos cair no
engano de que Deus está agindo somente nos nossos arraiais, ou que temos
completo conhecimento das doutrinas fundamentais, pois este pensamento gera
orgulho espiritual, e o amor se esvai e tudo não passa de inchaço teológico
deformado. O resultado é a intolerância com irmãos “mais fracos na fé” ou
comunidades inteiras. Acolhei ao que é débil na fé, não, porém, para discutir
opiniões. Romanos 14:1.
Em meio a essa confusão teológica instalada em grande parte nos
movimentos neopentecostais, mas também em denominações tradicionais, podemos
observar um declínio da fé em função da ascensão da descentralização de Cristo e
da centralização do homem como motor de todas as coisas. Se de um lado a
teologia da prosperidade coloca o homem e suas ambições no centro, fazendo de
Deus um serviçal, de outro perfil o misticismo medieval (ausência de fé bíblica
e ênfase na experiência) busca na experiência sensorial sentir Deus. Tais
coisas, com efeito, têm aparência de sabedoria, como culto de si mesmo, e de
falsa humildade, e de rigor ascético; todavia, não têm valor algum contra a
sensualidade. Portanto, se fostes ressuscitados juntamente com Cristo, buscai as
coisas lá do alto, onde Cristo vive, assentado à direita de Deus. Pensai nas
coisas lá do alto, não nas que são aqui da terra; porque morrestes, e a vossa
vida está oculta juntamente com Cristo, em Deus. Colossenses 2:23-3:1-3.
Segundo um estudo sobre o assunto do misticismo medieval a
“Experiência mística implica o desejo da união com Deus e que atingir essa união
certamente conduz a mudanças na consciência do sujeito. O misticismo (...) é
sempre na sua essência a exaltação levada ao extremo dos limites não racionais
da religião”. Onde as Escrituras não são cridas como infalível Palavra de Deus
inerrante, conceitos liberais e antibíblicos surgirão para nortear as
convicções. Soma-se a isso o materialismo gerando a secularização da vida.
Há um apelo da teologia liberal por algo novo que ultrapasse o
que tem sido firmado, crido e confessado há séculos pelas Escrituras,
progredindo para uma teologia contemporânea e brasileira. Isso só seria
autêntico se não houvesse a verdade absoluta de Deus que transcende culturas,
gerações e o tempo. Em defesa de uma postura não exclusivista, muitos assumem
uma prática de vida mais parecida com o mundo do que com Cristo. Na ânsia por
fazer um movimento pendular oposto o mais distante possível dos modelos de vida
cristã das décadas anteriores considerados arcaicos, muitos rejeitam pontos
fundamentais da teologia bíblica. Por esta razão, importa que nos apeguemos, com
mais firmeza, às verdades ouvidas, para que delas jamais nos desviemos. Hebreus
2:1.
A ausência de homens maduros na fé, maridos comprometidos com o
reino de Deus, de esposas tementes a Deus que se dedicam no ensino das
Escrituras aos seus filhos, daqueles que priorizam a vontade de Deus ao invés da
correria ao sucesso profissional, o desejo de não parecer um cristão arcaico,
tem sido a porta de entrada de muitos desvios teológicos na igreja
contemporânea. A busca de alguma maneira para satisfazer a ansiedade por paz e
quietude da alma, tem feito com que muitos fiquem presos a entretenimentos das
mídias, a festas e prazeres. O apóstolo Paulo diz ao jovem Timóteo: Tem cuidado
de ti mesmo e da doutrina. Continua nestes deveres; porque, fazendo assim,
salvarás tanto a ti mesmo como aos teus ouvintes. 1 Timóteo 4:16.
Nesta linha, sutilmente os fundamentos da fé vão sendo
solapados. Como disse um teólogo: “Onde a ética da Bíblia é vista como
ultrapassada, fica aberta a porta para a conformação da ética da Igreja à ética
do mundo”. Porém amados, precisamos colocar os olhos no Senhor Jesus Cristo,
porque ninguém pode lançar outro fundamento, além do que foi posto, o qual é
Jesus Cristo. 1 Coríntios 3:11.
O discernimento é essencial no processo de tomar decisões
sábias e se alguém está precisando de sabedoria a Bíblia nos diz: Ora, se algum
de vós tem falta de sabedoria, peça-a a Deus, que a todos dá liberalmente e não
censura, e ser-lhe-á dada. Tiago 1:5. O discernimento é essencial para o
crescimento espiritual, e só cresce quem se alimenta da Palavra de Deus. Mas o
alimento sólido é para os adultos, os quais têm, pela prática, as faculdades
exercitadas para discernir tanto o bem como o mal. Hebreus 5:14. Não se trata de
esperteza humana, mas de discernimento espiritual. As quais também falamos, não
com palavras ensinadas pela sabedoria humana, mas com palavras ensinadas pelo
Espírito Santo, comparando coisas espirituais com espirituais. Ora, o homem
natural não aceita as coisas do Espírito de Deus, porque para ele são loucura; e
não pode entendê-las, porque elas se discernem espiritualmente. 1 Coríntios
2:13-14.
Mais dois textos para meditarmos nesse dia: Ora, o intuito da
presente admoestação visa ao amor que procede de coração puro, e de consciência
boa, e de fé sem hipocrisia. Desviando-se algumas pessoas destas coisas,
perderam-se em loquacidade frívola, pretendendo passar por mestres da lei, não
compreendendo, todavia, nem o que dizem, nem os assuntos sobre os quais fazem
ousadas asseverações. 1 Timóteo 1.5-7.
Quanto ao mais, irmãos, tudo o que é verdadeiro, tudo o que é
honesto, tudo o que é justo, tudo o que é puro, tudo o que é amável, tudo o que
é de boa fama, se há alguma virtude, e se há algum louvor, nisso pensai.
Filipenses 4:8.
Soli Deo Glória.
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sábado, 16 de fevereiro de 2013
QUAL É A IDENTIDADE DE SUA FAMÍLIA?
O meu mandamento é este: que vos ameis uns aos outros,
assim como eu vos amei...Isto vos mando: que vos ameis uns aos outros.
João 15:12 e 17.
Após a queda, estamos continuamente expostos e suscetíveis aos
valores e regras ditados pelo mundo em que vivemos que é movido pela aparência.
Somos valorizados, avaliados e identificados pelo que fazemos, e também pelo que
temos, pelas roupas que vestimos, pelo carro que dirigimos, (que muitas vezes
ainda não é nosso) pela casa onde moramos, pelo nosso sobrenome, a cor da nossa
pele, etc.
Essa forte influência do mundo pode levar-nos a transportar
valores seculares para dentro da Igreja. Muitas vezes identificamos a nós mesmos
como cristãos e aos outros como "outros". Somos fortemente tentados a
individualizar as pessoas e separá-los em grupos. Ex. Pessoas que "não fazem
certas coisas" ou como pessoas que "fazem certas coisas." Eu não fumo, não bebo,
etc.... Como se os únicos pecados fossem esses, ou, como se esses fossem os mais
"graves". Eu leio a Bíblia, vou ao culto, entrego o dízimo... Como se somente
isso bastasse para se delinear a identidade do cristão, ou, como se essas
práticas fossem as "mais importantes" no Reino de Deus.
Somos levados a crer que somos o que fazemos ou o que temos.
Por que é assim?
Antes de responder à pergunta, podemos afirmar que nem sempre
isso ocorreu, no princípio, o projeto de Deus era perfeito e toda criação tinha
um propósito bem definido. Senão vejamos: "O valor intrínseco do ser
humano. O ser humano é distinto do restante da criação. O Conselho Divino
e Triúno determinou que o ser humano deveria ter a imagem e a semelhança de
Deus. O homem é um ser espiritual, que não é apenas corpo, mas também alma e
espírito. Ele é um ser moral, cuja inteligência, percepção e autodeterminação
excedem em muito os de qualquer outro ser terreno."
Especificamente em relação ao homem, desde o início, a vontade
do Senhor Deus era para que o homem tivesse as mesmas características da
Trindade, semelhantes em corpo, alma e espírito.
"Também disse Deus: Façamos o homem à nossa imagem, conforme a
nossa semelhança...Criou Deus, pois, o homem à sua imagem, à imagem de Deus o
criou; homem e mulher os criou. E Deus os abençoou e lhes disse: Sede fecundos,
multiplicai-vos, enchei a terra e sujeitai-a; dominai sobre os peixes do mar,
sobre as aves dos céus e sobre todo animal que rasteja pela terra."
Gn.1:26.a,27,28.
Aprendemos nas Escrituras, que não aparecemos ao acaso e sem
propósito. Fomos criados à imagem do Criador para que agíssemos segundo a
identidade daquele que nos criou à sua semelhança, à sua aparência e, com o
propósito de sujeitar a terra, ou seja, governar o restante da criação. Não o de
sermos governados por ela.
Não podemos esquecer que o homem = raça humana faz parte da
criação, e quando constatamos que o principal governo do coração do homem é o
próprio homem, concluímos que estamos vivendo totalmente fora dos propósitos de
Deus.
Não estamos falando de governo como estado de direito, de
organização institucional válida, legítima e necessária para a vida em
sociedade, mas estamos falando de viver a vida em função das aparências,
considerando que: o que o "outro" pensa a nosso respeito é mais importante do
que o que o propósito de Deus para nossa vida. Não podemos olvidar que o homem
vê somente as aparências, mas somente Deus vê o coração. É mais ou menos assim:
Eu faço o que não me agrada, para ganhar um dinheiro que não preciso, para
comprar coisas que não quero, para mostrar para quem não gosto.
"O domínio delegado ao ser humano.
Ao criar o ser
humano, o Soberano do universo elege delegar ao ser humano o domínio sobre a
terra (v.28). O poder e a autoridade do ser humano para o exercício deste
governo têm a sua origem no desejo de Deus de fazer o ser humano à sua própria
imagem e semelhança. A habilidade do ser humano para manter o seu papel como
governador da terra repousará na sua obediência continua ao governo de Deus como
o rei de tudo. O seu poder para reinar apenas na vida irá até onde vai a sua
fidelidade em obedecer à lei de Deus"
Não temos duas vidas: uma para ser vivida no mundo e outra para
ser vivida no espírito. "Então, formou o Senhor Deus ao homem do pó da terra
e lhe soprou nas narinas o fôlego de vida, e o homem passou a ser alma vivente."
Gn.2:7. Um monte de pó da terra não é nada senão um "monte", mas, a partir
do momento da aproximação do Criador, que "lhe soprou nas narinas o fôlego de
vida", há uma transformação radical: no pó foi imputada a vida vinda de Deus e o
homem passou a ser "alma vivente". O que antes era nada, sem vida e sem alma,
passou a ser o homem, com alma e vida.
A intenção inicial de Deus era criar um ser semelhante a Ele
para se relacionar e expressar Seu amor. Infelizmente a queda destruiu e
contaminou toda a criação de forma grotesca! Colocado fora da presença de Deus,
o homem, distante e separado pelo pecado, começou a procurar a sua identidade em
outro homem e não em seu Criador.
A boa notícia é que Ele enviou o Seu filho para que pudéssemos
olhar e nos espelhar Nele! Quando o evangelho entra na vida de uma pessoa a
Palavra diz que somos iluminados. "Ele nos libertou do império das trevas e
nos transportou para o reino do filho do seu amor, no qual temos a redenção, a
remissão dos pecados. Este é a imagem do Deus invisível, o primogênito de toda a
criação. Cl 1:13-15. Deus esta nos dizendo : Olha vou tirar você de onde não
há nada para ver e trazer você para a luz, que é o meu Filho e mostrar a você
por meio Dele quem Eu Sou! Caminhem na vida olhando para Ele, como nos aconselha
Paulo. "Irmãos, quanto a mim, não julgo havê-lo alcançado; mas uma coisa
faço: esquecendo das coisas que para trás ficam e avançando para as que diante
de mim estão, prossigo para o alvo, para o premio da soberana vocação de Deus em
Cristo Jesus. Todos, pois, que somos perfeitos, tenhamos este sentimento; e, se,
porventura, pensais doutro modo, também isto Deus vos esclarecerá. Todavia,
andemos de acordo com o que já alcançamos. "Fp 3:13-16
A sua identidade e a da sua família será construída em Cristo
se andarmos em comunhão com Ele. Jesus nos diz em Jo 15:5 "Eu sou a videira,
vós, os ramos. Quem permanece em mim, e eu, nele, esse dá muito fruto; porque
sem mim nada podeis fazer." Não precisaremos nos preocupar com o que estamos
fazendo mas somente em permanecer em Cristo.
Criar uma identidade familiar cristã exige de nós uma escolha.
Escolher amar a Deus acima de todas as coisas, interesses e pessoas! Parece
óbvio para os cristãos confessar este amor, mas na vida diária fica claro que
seus valores e interesses estão voltados para os interesses terrenos e não os
celestiais. Ouvem a Palavra, mas não as põem em pratica como diz em Ezequiel
33-30-32. "Quanto a ti, ó filho do homem, os filhos do teu povo falam de ti
junto aos muros e nas portas das casas; fala um com o outro, cada um a seu
irmão, dizendo: Vinde, peço-vos, e ouvi qual é a palavra que procede do Senhor.
Eles vêm a ti, como o povo costuma vir, e se assentam diante de ti como meu
povo, e ouvem as tuas palavras, mas não as põem por obra; pois, com a boca,
professam muito amor, mas o coração só ambiciona lucro. Eis que tu és para eles
como quem canta canções de amor, que tem voz suave e tange bem; porque ouvem as
tuas palavras, mas nãos as põem por obra."
Deus separou um povo para lhes ensinar e para que este povo
refletisse o caráter Dele sendo um testemunho aos outros povos. "Eis que vos
tenho ensinado estatutos e juízos, como me mandou o Senhor, meu Deus, para que
assim façais no meio da terra que passais a possuir. Guardai-os, pois, e
cumpri-os, porque isto será a vossa sabedoria e o vosso entendimento perante os
olhos dos povos que, ouvindo todos estes estatutos, dirão: Certamente, este
grande povo é gente sábia e inteligente." Dt 4: 5 e 6
O que nos identificará como filhos de Deus, no céu, é o sangue
Cristo, e o que nos identificará na terra é o amor. "Nisto conhecerão todos
que sois meus discípulos: se tiverdes amor uns aos outros." Jo 13:35
Nos Salmos 78: 3 e 4 diz: "O que ouvimos e aprendemos, o que
nos contaram nossos pais, não o encobriremos a seus filhos; contaremos à
vindoura geração os louvores do Senhor, e o seu poder, e as maravilhas que
fez." A família que tem formado sua identidade em Cristo fala das coisas
celestiais, almeja conhecer os interesses do Pai celestial.
A partir da vida de Cristo em nós, sabemos que há primeiramente
a mudança de paternidade, e, começamos a agir em obediência à vontade de nosso
Pai celestial. Não querendo fazer-nos ser aceitos pelas nossas aparências
ditadas pelo mundo, que é o reino de satanás, mas, como já fomos aceitos em
Cristo Jesus, queremos ser aceitos e conhecidos pelo desejo em fazer a vontade
de Deus. E a vontade de Deus, dita pelo Filho é: "O meu mandamento é este:
que vos ameis uns aos outros, assim como eu vos amei...Isto vos mando: que vos
ameis uns aos outros." João 15:12 e 17.
Meus amados! Se nos amarmos uns aos outros, a começar pela
nossa casa, estaremos vivendo como verdadeiros cristãos, e colhendo os frutos
desse relacionamento. Se alguém perguntar: Qual é a identidade sua e de sua
família? A resposta não deverá ser o padrão do mundo. O nome pomposo, o endereço
valorizado, a profissão respeitada, a posição na sociedade, mas, UM AMADO DE
DEUS, REMIDO PELO SANGUE DO CORDEIRO. Aleleuia! Amém.
Soli Deo Glória.
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FAMÍLIA: SACRIFÍCIO VIVO
Rogo-vos, pois, irmãos, pelas misericórdias de Deus, que
apresenteis os vossos corpos em sacrifício vivo, santo e agradável a Deus, que é
o vosso culto racional. Romanos 12:1.
Vivemos em um mundo em constante transformação. A chamada
“globalização” provoca a todo momento mudanças sociais, econômicas e políticas
que exige grande mobilidade psicológica a fim de permitir uma rápida
reorientação de identidades, comportamentos, sentimentos e relacionamentos.
Com tantas exigências do ambiente externo é na família que
precisamos pensar como estamos preparados para enfrentar as manobras sociais do
mundo moderno.
A família é o lugar onde se ouve as primeiras falas, com as
quais o indivíduo constrói sua auto-imagem e a imagem do mundo exterior. É por
meio da linguagem que aprendemos a ordenar e dar sentido às experiências vividas
e por meio da família que começamos a ver e a significar o mundo.
A família é vista como uma realidade que se constitui pela
linguagem-socialmente elaborada e internalizada pelos indivíduos-, portanto,
torna-se um campo privilegiado para se pensar a relação entre o individual e o
coletivo, entre mim e o outro.
As relações familiares constituem-se um emaranhado de situações
complexas.
O antropólogo e sociólogo Da Mata diz que “não somos capazes de
enxergar o outro e aceitá-lo se não conseguimos nos estranhar em relação ao que
somos”.
A dificuldade desse movimento de enxergar o outro está no fato
de que não representa um aspecto apenas de ordem intelectual ou emocional, mas
principalmente de ordem espiritual.
Portanto, és indesculpável, ó homem, quando julgas, a quem
quer que sejas; porque, no que julgas a outro, a ti mesmo te condenas; pois
praticais as mesmas coisas que condenas. Romanos 2:1.
Muitas vezes o que está faltando e o que precisamos é olhar a
família e os nossos processos já viciados e zangados através de uma nova
ótica.
Vivemos em uma época em que o matrimônio deixou de ser um pacto
entre duas pessoas que, motivadas pelo sentimento de amor e ternura uma pela
outra, resolvem construir juntas suas vidas, apoiando-se mutuamente e
tornando-se a âncora do desenvolvimento da autoestima da outra.
Ao nos apresentar as relações familiares, em particular a
relação conjugal, precisamos enxergar que a família é um organismo vivo, que
nasce, cresce, amadurece e morre e que para todas essas passagens existem
conflitos e crises.
Carlos Catito nos diz que esses momentos de mudança são
momentos doloridos, naturais e necessários uma vez que é através deles que
“abandonamos a roupa que não serve mais, devido ao nosso natural
crescimento”.
Catito chama essa ressignificação de “de-construção”, seguida
de uma reconstrução.
O apóstolo Paulo nos fala em Romanos que apresenteis os
vossos corpos (como um) sacrifício vivo. Ainda em Romanos 14:7 ele
justifica: Porque nenhum de vós vive para si, e nenhum morre para si.
Quando nascemos de novo o que é vivificado é o espírito, “a
vontade da carne e dos pensamentos” ainda permanece e precisa ser vigiada.
Porque vós fostes chamados à liberdade; porém, não useis da
liberdade para dar ocasião à carne; sede, antes, servos uns dos outros, pelo
amor. Gálatas 5:13.
É na família, mais precisamente no relacionamento marido e
mulher, que encontramos mais dificuldades em olhar para o outro com
desprendimento. Se vós, porém, vos mordeis e devorais uns aos outros, vede
que não sejais mutuamente destruídos. Gálatas 5:15.
Se vivemos para a glória de Deus, precisamos observar o que diz
ainda o apóstolo Paulo escrevendo aos Filipenses: Nada façais por
partidarismo ou vanglória, mas por humildade, considerando cada um os outros
superiores a si mesmo. Filipenses 2:3.
Para que eu possa considerar o outro superior a mim é preciso
renúncia, entrega. Isso é sacrifício vivo.
Oferecer ao Senhor sacrifício de coisas e de animais sempre
constituiu uma forma cômoda de viver a vida religiosa sem muitas dimensões
éticas. Paulo contraria essa postura sem coerência com a prática quando escreve:
oferecei a si mesmo como sacrifício vivo, Santo e agradável a Deus.
O relato bíblico de Levítico mostra como era feito o
sacrifício. Arão recebeu nas mãos todas as coisas que foram movidas diante de
Deus e tudo foi queimado no holocausto.
A Palavra “consagração” no Hebraico significa encher as mãos.
As mãos de Arão ficaram tão cheias que ele não podia segurar mais nada. Tudo foi
oferecido. Isso é consagração. A palavra “sacrifício” é a palavra “holocausto”
do Velho Testamento; era um sacrifício inteiro para Deus.
No relacionamento familiar é imprescindível que nosso EU seja
integralmente entregue para ser queimado. Marido e mulher estão no altar, somos
oferta ao Senhor.
O Sacrifício é deixar nossa própria vontade para que a vontade
do outro se cumpra em nós; é oferecer nosso corpo, que é tudo o que mais
prezamos, em benefício do outro. Não oferecemos um animal morto, mas, sim um
corpo vivo.
Sacrifício vivo é quando fazemos um esforço que nos custe algo
por alguém ou por alguma coisa.
Quem tem todo poder para nos capacitar a abrir mão, abdicar,
renunciar e sujeitar-se ao outro em amor é o Senhor.
Tudo que fazemos no altar (família) é para primeiramente
glorificar ao Senhor e agradar ao outro.
Oferecer-se em sacrifício de amor no casamento é não esperar
nada em troca. Vemos o exemplo de Jesus quando curava os enfermos e libertava os
oprimidos. Ele não esperava nada em troca dizendo: “fica me devendo essa!”.
Entretanto Ele dizia “vai e não conte para ninguém”, ou, “vai e não peques
mais”.
Na carta aos Coríntios, Paulo exorta: Porque fostes
comprados por preço. Agora, pois, glorificai a Deus em vosso corpo. 1
Coríntios 6:20.
A mulher não tem poder sobre seu próprio corpo, e sim o
marido; e também, semelhantemente, o marido não tem poder sobre o seu próprio
corpo, e sim a mulher. 1 Coríntios 7:4.
Esse poder que temos deve ser usado para promover
auto-controle, não auto-indulgência; deve ser usado no relacionamento para
alimentar a confiança, não a subserviência. Para reforçar a comunhão, não o
isolamento.
Marido e mulher têm poder um sobre o outro e sabem disso. Todos
nós exercemos poder sobre os outros e somos todos afetados pelo poder que os
outros exercem sobre nós. Podemos usar esse poder para dominar e manipular, ou
podemos escolher usá-lo para liderar e liberar. Andai em amor, como também
Cristo nos amou e se entregou a si mesmo por nós, como oferta e sacrifício a
Deus, em aroma suave. Efésios 5:2.
É somente pela graça de Deus que somos capazes de tomar algo
tão precioso quanto o poder e torná-lo criativo e vital.
Há uma carreira a correr e uma vitória a alcançar. Só podemos
correr essa carreira e alcançar essa vitória através da Cruz. Estou
crucificado com Cristo; logo, já não sou eu quem vive, mas Cristo vive em mim.
Gálatas 2:19-20.
Estou habilitado a oferecer meu corpo em sacrifício vivo à
minha esposa, à minha família e ao outro, somente pelas misericórdias de
Deus. Rogo-vos pelas misericórdias de Deus.
São inúmeras as misericórdias que recebemos de Deus, sendo que
a maior delas é a nossa salvação eterna na pessoa de seu Filho. É essa tão
grande salvação que nos abriu as portas do amor não fingido.
Levando sempre no corpo o morrer de Jesus, para que também a
sua vida se manifeste em nosso corpo. 2 Coríntios 4:10.
Que a misericórdia de Deus dispensada em meu e em teu favor na
Cruz de Cristo seja manifestada diariamente em nossos
relacionamentos.
Soli Deo Glória.
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FAMÍLIA: AS TENSÕES CONTEMPORÂNEAS E A ORIENTAÇÃO BÍBLICA
Que todas estas palavras que hoje lhe ordeno estejam em
seu coração. Deuteronômio 6:6.
O que é a família na ótica Divina? A resposta a esta pergunta
começa pelo projeto original de Deus. O relacionamento humano foi originalmente
estabelecido entre duas pessoas criadas por Deus. A partir desta base, o Criador
formaria o que depois se convencionou chamar de família. A família foi a
primeira "estrutura social" criada por Deus. O primeiro propósito de Deus em
relação à criação da família era o do companheirismo diante do Criador! Então
o Senhor Deus declarou: "Não é bom que o homem esteja só; farei para ele alguém
que o auxilie e lhe corresponda"... Por essa razão, o homem deixará pai e mãe e
se unirá à sua mulher, e eles se tornarão uma só carne... O homem e sua mulher
viviam nus, e não sentiam vergonha. Gênesis 2:18, 24 e 25.
Portanto, deveria existir a solidariedade e a parceria entre o
primeiro casal. O texto hebraico nos traz literalmente o sentido de "como
face a face" (v.18). Na medida em que o propósito Divino fosse vivenciado, o
homem e a mulher estariam capacitados para atender às necessidades daqueles que
seriam o fruto do seu relacionamento diante do Criador: os seus filhos e filhas.
O texto bíblico mostra-nos que, apesar de toda a capacidade intelectual dada na
criação, o ser humano não poderia viver sem alguém que lhe estivesse em posição
de "conformidade". Por esta razão o casamento é uma união física que não pode
ser desfeita pelas dificuldades exteriores impostas pela vida. Disse então o
homem: "Esta, sim, é osso dos meus ossos e carne da minha carne! Ela será
chamada mulher, porque do homem foi tirada" Por essa razão, o homem deixará pai
e mãe e se unirá à sua mulher, e eles se tornarão uma só carne. Gênesis
2:23,24.
As características mais marcantes do primeiro casal são a
santidade, isto é, feitos para viver "sem medo e na dependência de Deus" e, a
pureza das intenções entre ambos (v.25). O primeiro casal foi criado com um
propósito definido: viver para e em comunhão com o Seu Criador.Do
ponto de vista bíblico a família tem duas conotações sociais básicas: o sentido
genealógico patriarcal (bet av) casa paterna, e o sentido sociológico
(mishpahah) clã – tribo – povo. As unidades familiares no Antigo
Testamento incluíam todos os seus membros, sem nenhuma distinção. As famílias
eram "pequenos reinos" que deveriam viver sob a orientação do Seu idealizador: O
Criador.
Porém, o que aconteceu com a família ao longo dos tempos? Será
que as pessoas já não têm mais a mesma necessidade de viver em família? Não
precisamos mais do outro/a para viver? O que aconteceu com a necessidade de se
pertencer a alguém? As imposições da vida social contemporânea nos têm
roubado o privilégio da vida familiar.
As grandes tensões que assolam a família contemporânea têm suas
causas diagnosticadas na própria natureza humana: Assim, eu lhes digo, e no
Senhor insisto, que não vivam mais como os gentios, que vivem na futilidade dos
seus pensamentos. Eles estão obscurecidos no entendimento e separados da vida de
Deus por causa da ignorância em que estão, devido ao endurecimento dos seus
corações. Tendo perdido toda a sensibilidade, eles se entregaram à
depravação, cometendo com avidez toda espécie de impureza. Todavia, não foi
assim que vocês aprenderam de Cristo. De fato, vocês ouviram falar dele, e nele
foram ensinados de acordo com a verdade que está em Jesus. Quanto à antiga
maneira de viver, vocês foram ensinados a despir-se do velho homem, que se
corrompe por desejos enganosos, a serem renovados no modo de pensar e a
revestir-se do novo homem, criado para ser semelhante a Deus em justiça e em
santidade provenientes da verdade. Efésios 4:17-24.
O processo de urbanização, que está se desenvolvendo no mundo
ao longo dos séculos, é crescente e irreversível. A tendência de que a maior
parte da população mundial deverá concentra-se em cidades com mais de 100.000
habitantes, é maior do que se pensava antes. O fenômeno da urbanização é de
extrema importância para a missão da igreja, por causa das rápidas mudanças
sociais e da pressão exercida por este mesmo fenômeno sobre a família
contemporânea. "A cidade é uma unidade humana e espacial onde floresce a vida
em toda a sua intensidade. Em seu interior, os seres humanos vão e vêm sem
cessar, produzindo e consumindo, criando e recriando". Raymond
Ledrut.
O ambiente urbano contribui poderosamente para que o ser humano
desenvolva e manifeste algumas características peculiares em sua personalidade.
Estas características são resultantes das tensões psicológicas, às quais
somos submetidos no cotidiano da vida urbana. Entre elas podemos apontar o
anonimato, o isolamento pessoal com suas consequências danosas e, a
agressividade
Existem as tensões sociais que submetem as pessoas a um
processo de desumanização por causa da massificação que normatiza suas
realizações pessoais mais íntimas e legítimas. Há também a tensão imposta pelo
consumismo devido às tentadoras ofertas da mídia. Outro vilão da vida
urbana é a tendência ao individualismo e ao medo em relação aos outros
seres humanos que estão à nossa volta. Cada vez mais pessoas revelam maior
interesse por grupos secundários (associações, grupos políticos, desportivos,
eclesiásticos, sindicais e cooperativos) do que pelos grupos primários que são
as suas próprias famílias. As pessoas estão ficando cada vez mais
secularizadas. As tensões da vida contemporânea, especificamente as da
vida urbana, nos conduzem a um estilo de vida dissociado dos laços
familiares.
Por outro lado, a tendência ao isolamento pessoal e
anti-familiar, produzida pelo mundo contemporâneo, nos impele a viver nossos
projetos pessoais ou "carreira-solo", que se tornam mais importantes do que as
pessoas com quem convivemos. A família segundo Deus começa por "corações
libertos" das nossas tendências pessoais egoístas e isolacionistas e das
"opressões sociais" que sofremos. O lar sob a orientação bíblica é a base da
vida de qualquer pessoa. O relacionamento familiar é construído primeiramente
pela ação de Deus em nossos corações (Dt 6:6). O nosso coração é o primeiro
cenário da vida familiar que agrada a Deus e está de acordo com o Seu projeto
original para a família.
O texto acima fala-nos daquilo que pode ser colocado somente
por Deus dentro do coração humano. Para que uma família experimente a orientação
de Deus é necessário que os corações das pessoas sejam transformados, e que este
mesmo princípio Divino seja compartilhado. A Palavra de Deus nos traz algumas
formas concretas deste compartilhar orientadas pelo Criador da família.
Ensine-as com persistência a seus filhos. Converse sobre elas
quando estiver sentado em casa, quando estiver andando pelo caminho, quando se
deitar e quando se levantar. Amarre-as como um sinal nos braços e
prenda-as na testa. Escreva-as nos batentes das portas de sua casa e em
seus portões. Deuteronômio 6:7-9.
As famílias que vivenciam a realidade do amor do Pai podem e
devem transmitir a sua fé viva no Criador da família. O ambiente familiar não é
lugar de impor a natureza egoísta e humana. A família não pode se ajustar às
regras de comportamento social determinadas pelo "modo de vida" das pessoas que
não conhecem a Deus. As famílias que absorvem a orientação bíblica são chamadas
para transmitir a vida de Cristo às pessoas de outras famílias. Em sentido
universal, a igreja é chamada para ser a família de Deus neste mundo despedaçado
pelo pecado.
Toda sorte de infelicidade ou degradação social nasce num
ambiente familiar desestruturado e desprovido de corações transformados pelo
poder do Criador da família. A destruição das famílias tem como objetivo atingir
pessoas que são, em última instância, alvos do amor de Deus em Cristo. Se as
famílias desestruturadas começam por pessoas que não crêem no Senhor, logo, a
desintegração das famílias se dá em face das propostas, sugestões e pressões
sociais exercidas pelo mundo sem Deus. O Projeto de Deus para a família sempre
começa "de dentro para fora"; a sugestão satânica personificada pelo mundo em
que vivemos sempre vem "de fora para dentro".
A única proteção ou segurança de qualquer família humana está
na esfera de atuação do amor de Deus e na restauração espiritual orientada em
Sua Palavra! Não há outro "porto seguro" para as famílias que querem viver o
projeto original do seu Criador. O propósito redentivo de Deus sempre foi, é e
será a Sua Glória, através da revelação do Seu amor! A família jamais esteve
fora dessa intenção Divina! O plano de Deus para a família é revelado, conhecido
e manifestado pela experiência, dependência, convivência e
transparência do seu amor em nossas vidas.
A experiência é o conhecimento vivencial de Deus,
traduzida na intimidade com Ele. A dependência é a caminhada
autodespojada de nós mesmos e, de nossos próprios interesses egoísticos diante
do nosso Senhor, em todas as situações da vida. A convivência é a troca
destas experiências em família, através das concessões que fazemos "por amor"
àqueles que o Senhor nos deu através de laços familiares. E, por fim, a
transparência é o testemunho do poder restaurador da família na qual o
Espírito Santo opera pela vida de Deus em Cristo e, por sermos portadores desta
vida, somos chamados a ser proclamadores!
Qual a importância dos fatos acima para a missão da igreja em
propagar e testemunhar sobre o projeto de Deus para a família? É que, mesmo na
condição de cristãos, somos, na maioria das vezes, fruto de tais
realidades sociais, isto por que, estamos inseridos nela. E se, na pior
das hipóteses, ela nada nos diz, inevitavelmente está à nossa volta e
alcance! Que possamos evidenciar o amor de Deus às famílias que não O conhecem e
não crêem nEle! A família segundo o coração de Deus é aquela que tem a sua
vivência em, para e por meio da Ação do Senhor!
Soli Deo Glória.
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FAMÍLIA: LUGAR ONDE SE INICIA A MANIFESTAÇÃO DA SANTIDADE DIVINA
Criou Deus, pois, o homem à sua imagem, à imagem de
Deus o criou; homem e mulher os criou. E Deus os abençoou e lhes disse: Sede
fecundos, multiplicai-vos, enchei a terra e sujeitai-a; dominai sobre os peixes
do mar, sobre as aves dos céus e sobre todo animal que rasteja pela
terra. Gênesis 1:27-28.
Deus projetou primeiro o homem e determinou que ele precisava
de uma ajudadora, assim criou Eva. "... Não é bom que o homem esteja só,
far-lhe-ei uma ajudadora idônea". Gênesis 2:18. Ambos foram criados à imagem
de Deus. Este fato torna-os iguais diante de Deus, porém com características
diferentes para cada gênero. Assim, o Senhor instituiu o casamento.
"Portanto, deixará o homem seu pai e sua mãe, e unir-se-á a sua mulher, e
serão os dois uma só carne". Gênesis 2:24.
Ao se casar com uma mulher, o homem está dizendo a ela que
dentre todas as mulheres da terra, por aquele ato, ele a escolheu. Unidade no
casamento significa que dois se tornaram como um. O que afeta um, afeta ao
outro. Deve haver um terno cuidado, em amor e compreensão, desta pessoa
especial. Este era e é o propósito de Deus para a família.
No entanto, no capítulo três de Gênesis, podemos ver que o
inimigo tem um plano totalmente diferente dos planos de Deus. Em primeiro lugar,
ele quer ver a separação entre o homem e Deus e, em segundo lugar, quer destruir
os alicerces do lar, para enfraquecer e destruir as famílias.
Vivemos numa época em que a família, uma criação sagrada de
Deus, vem sofrendo uma crise de graves conseqüências, transformando-se num campo
de guerra, em todas as sociedades do mundo. Esta implacável campanha do inferno
tem afetado a identidade familiar.
Os atributos de Deus, a expressão do Seu caráter, as idéias e
as características mais fantásticas Dele são reveladas ao vivermos juntos como
família. Deus coloca o seu olhar diretamente sobre a família. Ela é sagrada, é o
alicerce mais importante de tudo que Ele criou.
A chave de proteção da família contra as astutas ciladas do
inimigo e do mundo é a santidade. Ela é o caminho de Deus. A santidade nos
guarda. Quando andamos e vivemos em santidade, guardamos nossa família, pois é
nela que se inicia a manifestação da Santidade Divina. Ela é o fundamento de um
relacionamento saudável.
E não podemos falar em santidade, sem antes termos nosso
caráter transformado pela obra redentora e regeneradora de Cristo, para, só
então, buscarmos as coisas do alto, como diz: "Portanto, se fostes
ressuscitados com Cristo, buscai as coisas que são lá do alto, onde Cristo está
assentado a destra de Deus, e não as que são da terra." Colossenses 3:1.
A Palavra de Deus é clara em nos dizer que "devemos crescer
na graça e no conhecimento de nosso Senhor e Salvador Jesus Cristo". II
Pedro 3:18a. À medida que crescemos na graça, percebemos muitos aspectos na
pessoa de Cristo, que a princípio nem sonhávamos ver. Percebemos seu amor,
vivenciamos seu poder e suas intenções. Seus ofícios vão se desdobrando diante
de nós como nosso substituto, intercessor, sacerdote, advogado, médico, pastor e
amigo. Em suma, percebemos que tudo o que a nossa alma necessita está em Cristo
Jesus.
Deus criou a família, a projetou e a estabeleceu para que,
através dela, a santidade fosse guardada na Terra e todos pudessem ser por ela
preservados. "Assim, resplandeça a vossa luz diante dos homens, para que
vejam as vossas boas obras e glorifiquem ao vosso Pai que está nos céus".
Mateus 5:16.
Assim como a santidade atrai a glória e a prosperidade de Deus
para nossa vida, o pecado traz ruína. A falta de santidade tem arruinado as
famílias. O pecado afeta e afasta o homem de Deus, e, conseqüentemente, o afasta
de todos os propósitos divinos para sua vida.
Nesta esteira, observamos como as funções de marido e de esposa
têm sido abandonadas. As mulheres têm se tornado feministas e os homens,
acomodados. Muitas coisas que são da sua exclusiva responsabilidade perante
Deus, os homens acabam deixando para as mulheres, por puro comodismo e preguiça.
Todavia, o dano de um casal fora dos padrões bíblicos é incalculável! Isso não
apenas para o relacionamento e a felicidade mútua, mas, também, para os
filhos.
É sobremodo importante ressaltar que a santidade deve ser a
base para um relacionamento sadio.
Temos que entender que a família será resultado do
relacionamento conjugal. E o êxito desse relacionamento dependerá obviamente da
comunhão com Cristo. Sua vida e sua família dependerão disso.
Uma palavra especial aos homens: o papel mais importante, a
suprema responsabilidade no casal é do homem. O significado da palavra "esposo"
vem do latim ‘sponsare’ que é sustentador, patrocinador. Ele é aquele que deve
amarrar, sustentar o lar. Se o laço se romper, o lar desmorona. A mesma palavra
deduz que o esposo deve ser um líder, um protetor e um provedor com muita
dedicação.
As Escrituras colocam sobre os ombros do marido a
responsabilidade espiritual de sua casa. Por isso, se tornou comum a expressão:
"o marido é o sacerdote do lar". Cabe-lhe ensinar a Palavra de Deus à sua esposa
e aos filhos, e orar incessantemente por eles, exatamente o que um sacerdote
fazia em relação ao povo no Antigo Testamento.
O marido deve, para com a esposa, "apresentá-la a si mesmo
igreja gloriosa, sem mácula, nem ruga, nem qualquer coisa semelhante, mas santa
e irrepreensível". Efésios 5:27. E deve fazê-lo desta maneira: "Assim,
devem os maridos amar a suas próprias mulheres, como a seus próprios corpos.
Quem ama a sua mulher, ama-se a si mesmo". Efésios 5:28. Quando um homem
trata assim sua esposa, ele terá uma esposa que facilmente o respeitará e irá
submeter-se a ele ‘como ao Senhor’. Ele deve entender que a mulher não é
propriedade dele, mas sua parceira. A autoridade vem pelo reconhecimento de quem
é a pessoa, não simplesmente pelo cargo que ocupa.
Por que as mulheres de hoje têm tanta dificuldade de serem
submissas? Isso não tem relação, apenas, com o feminismo crescente, mas ao
fracasso do marido como sacerdote de sua casa. As mulheres estão sempre em maior
número nas programações da igreja. Tal fato se deve não apenas por que há mais
mulheres do que homens, mas porque muitos homens que poderiam estar na igreja,
preferem ficar em casa. A submissão da esposa será diretamente proporcional ao
papel de sacerdócio do marido.
A submissão da esposa acontece quando ela enxerga o Senhor na
vida do esposo. Ao perceber sua piedade, sua seriedade, sua santidade na vida de
comunhão com Deus, ela verá o próprio Cristo na liderança de sua casa. Se uma
esposa vir seu marido apegado às Escrituras e de joelhos no chão orando, sua
atitude para com ele tenderá à submissão. Não por imposição, mas por respeito e
profunda admiração por ele.
A santidade começa com os pais desenvolvendo o ministério da
reconciliação que Deus lhes confiou. "E tudo isto provém de Deus que nos
reconciliou consigo mesmo por Jesus Cristo, e nos deu o ministério da
reconciliação, isto é, Deus estava em Cristo reconciliando consigo o mundo, não
imputando aos homens os seus pecados, e nos confiou a palavra da
reconciliação." II Coríntios 5:18/19.
O alvo da paternidade cristã deve ser educar os filhos para que
estes recebam a salvação em Jesus Cristo, e seja um reflexo do caráter Santo de
Deus. Esse ministério começa no lar com os pais, comunicando através de
demonstração contínua de suas ações os atributos de Deus. "Ouve, ó Israel: o
Senhor nosso Deus é o único Senhor. Amarás o Senhor teu Deus de todo o teu
coração, de toda a tua alma, e toda a sua força. Essas palavras que hoje te
ordeno estarão no teu coração. Tu as inculcarás a teus filhos, e delas falarás
assentado em tua casa, andando pelo caminho, deitando-te e levantando-te. Também
as atarás na tua mão por sinal, e te serão por faixa entre os teus olhos, e as
escreverás nos umbrais da casa e nas portas." Deuteronômio 6:4-9.
Em síntese, precisamos nos lembrar que a verdadeira santidade é
um dom gratuito de Deus, somente Ele pode colocar esse desejo em nossos
corações. Se você pai, mãe, filho, marido ou esposa, está sendo despertado para
uma vida de santidade, então agradeça a Deus por lhe ter dado tão preciosa
benção.
Agora, se você ainda não tem interesse por uma vida de santidade, lembre-se
do que diz a Palavra de Deus: "Mas, se alguém não cuida dos seus, e
principalmente dos da sua família, negou a fé, e é pior que o incrédulo."
1ª. Timóteo 5:8. E clame a Deus por sua graça e misericórdia, "pois Deus é
quem opera em vós tanto o querer como o efetuar, segundo a sua boa vontade."
Filipenses 2:13. Amém.
Soli Deo Glória.
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